21 de agosto de 2013

Ráfagas

Para qué extenderme en palabras repentinas si sé que se perderán en aquel mundo de racionalizaciones desafinadas. Un mundo que piensa más de lo que ve y siente, nada existe ya en la inconstancia de la mente vaga, de tormentas pasadas.

Me concentraré tan sólo, por lo menos por ahora, en aquella ráfaga que soy y seré. No hablaré ya más. Para qué palabras si ya son insuficientes, seré tan sólo aquellas ráfagas que se sienten pero no se ven.

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