5 de agosto de 2013

Aquello

La mirada perdida de la perfección,
sentirse como bajo la sombra de un árbol,
atrapado en el cielo de tantas nubes
y hundido en los mares más negros de tu gris estancia.

Ya no miro tu boca roja, roja como la sangre,
como los tonos guardados de aquellas palabras que comimos
en un silencio interno tan vacío como el de tu rostro.
Ya no se siente como aquella primavera eterna.

Cada vez que camino me estrello al mundo,
taladro con mis pies la corteza de una fría superficie
tan banal y tan perecedera,
tan cruel y extraña pero ciertamente desajustada.

En este tiempo estático y en estas palabras
falsas, extraño cada día más aquello,
aquello de lo que no sé ni siento nada,
aquello que simplemente sé que era bello y ahí estaba.

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