23 de agosto de 2012

Por amor a la vida

La vida y la muerte llevan una conexión, trágica y eterna. No podríamos sufrir la muerte sin haber sufrido la vida antes, no podríamos imaginarla sin haber alucinado previamente la vida misma. Temerle a la muerte significa ni mas ni menos que temerle a la vida. Incluso si desearamos la vida, sería por el hecho de saber que es finita, que existe la muerte después. Es entonces la vida un interminable aliado de la muerte. Amamos la vida, amamos la muerte, somos adictos a ambas, pues de una u otra forma somos suicidas.

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